El presidente de EE.UU., Donald Trump, habló hoy ante la Knesset israelí, celebrando el reciente acuerdo de paz entre Israel y Hamás que incluyó la liberación de los 20 rehenes israelíes restantes retenidos en Gaza por más de dos años. En su alocución, Trump describió el pacto como el “amanecer histórico de un nuevo Medio Oriente” y urgió a Israel a avanzar hacia una “paz duradera”, recibiendo aplausos de la mayoría de los legisladores.
El evento coincidió con emotivos reencuentros familiares en Israel, tras la liberación de los últimos cautivos en la primera fase del alto al fuego mediado por EE.UU. Trump afirmó que “la guerra ha terminado” y elogió el uso de armamento estadounidense por parte de Israel: “Les di muchas de las mejores armas de América, y las usaron bien”, lo que provocó una ovación de pie entre los presentes.
Sin embargo, el discurso fue interrumpido por dos diputados opositores, Ayman Odeh y Ofer Cassif, quienes gritaron acusaciones de “genocidio” y alzaron carteles en apoyo a Palestina, resultando en su expulsión inmediata por seguridad. Trump bromeó sobre la “eficiencia” de la remoción y continuó su intervención sin inmutarse, destacando el rol de su administración en la mediación.En un momento controvertido, Trump hizo un llamado improvisado al presidente israelí Isaac Herzog para que perdone al primer ministro Benjamin Netanyahu, quien enfrenta cargos por corrupción en juicios pendientes. “Eso no estaba en el discurso, pero me cae bien, y parece tener mucho sentido. ¡Uno de los mayores líderes de tiempos de guerra! ¿Puros y champán? ¿A quién le importa?”, exclamó Trump, desatando reacciones divididas. Netanyahu, en su discurso de bienvenida, alabó a Trump como el presidente estadounidense que más ha hecho por Israel: “No hay comparación, ni siquiera cerca”.
Trump también elogió a donantes clave como Miriam Adelson, viuda del magnate Sheldon Adelson y figura influyente en la política exterior de EE.UU. hacia Israel, creditándola por impulsar decisiones como el reconocimiento de Jerusalén como capital en 2017 y la embajada en 2018. Pidió a Adelson que se pusiera de pie ante la asamblea, y mencionó el amor de su hija Ivanka por Israel y su conversión al judaísmo.
Las críticas surgieron de inmediato: opositores israelíes y observadores internacionales acusaron a Trump de interferir en la soberanía judicial de Israel al presionar por el perdón de Netanyahu, viéndolo como un patrón de protección a aliados fuertes a expensas de la democracia. Algunos legisladores lo tildaron de “terrorista” por su respaldo incondicional a la ofensiva israelí en Gaza, mientras que activistas palestinos denunciaron el discurso como “retorcido” por celebrar armas usadas en el conflicto. En EE.UU., demócratas cuestionaron el timing, coincidiendo con un cierre parcial del gobierno por disputas presupuestarias.
Netanyahu y aliados de Trump lo defendieron como un “hito histórico”, con el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, calificándolo como el “amanecer de un nuevo Medio Oriente”. Trump viajará después a una cumbre en Egipto para discutir la reconstrucción de Gaza, en un esfuerzo por consolidar el acuerdo ante desafíos regionales persistentes, como tensiones con Irán y divisiones internas en Israel.
El pacto busca estabilizar la región, pero analistas advierten que las fracturas políticas y las críticas podrían socavar su durabilidad a largo plazo.