“Sería raro no tener más cortes de gas en invierno”: las advertencias de las empresas al Gobierno y la crisis que vendrá

“Lo raro sería que en este invierno no tengamos más cortes de gas”, sostienen desde las empresas del sector que vieron la secuencia que terminó en una situación de emergencia que terminó con cortes de suministro en estaciones de GNC e industrias de todo el país, que en algunos casos todavía se mantienen.

Para los principales ejecutivos del sector, consultados por Infobae, la principal responsabilidad que identifican para que la Argentina viva en esa incertidumbre es la falta de inversión en obras claves a raíz de los sucesivos congelamientos tarifarios. Una herencia pesada para el Gobierno de Javier Milei, que también comenzó a postergar aumentos.

Pero además, buena parte del ecosistema energético señala una planificación deficiente de la actual gestión a cargo del secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo. “Cuando jugás al fleje todo el tiempo, alguna pelota se te va a ir afuera”, consideró una fuente que trazó un paralelismo de la situación actual con el tenis.

Según adelantó Infobae, la semana pasada el interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), Carlos Casares, alertó a las transportistas y distribuidoras de gas natural una “pre-emergencia” administrativa que las instruía a cortar el suministro a las estaciones de GNC e industrias con contratos “interrumpibles”, algo que había comenzado a observarse una semana antes principalmente en territorio bonaerense. Las compañías habían sido las primeras en alertar esta situación y pedir a Casares una reunión para avanzar en ese sentido.

La ola de frío que llegó a la Argentina disparó la demanda de gas “prioritaria” (hospitales, comercios y hogares) desde los 45 millones de metros cúbicos diarios hasta cerca de los 80 millones de metros cúbicos diarios. Un salto que se esperaba para bien entrado junio, pero que se anticipó. La decisión fue bajar la primera palanca del GNC y de las industrias, ante las advertencias de transportistas y distribuidoras.

La baja presión de los gasoductos sobre el fin de semana pasado motivó comunicaciones informales con Casares para pedir una reunión del comité de Emergencia, que suele reunir a Enargas, Cammesa y el sector privado. El Gobierno comunicó que se había encargado a la brasileña Petrobras un buque de GNL con 44 millones de metros cúbicos que sería conectado el martes, adquirido bajo compra directa, es decir sin licitación, y que desactivaría la necesidad de avanzar sobre los usuarios con contratos “en firme”.

Lo cierto es que la jugada “al fleje” no salió bien. El barco llegó el martes por la tarde a Escobar pero rechazó la nota de crédito por los USD 22 millones, por lo que ese gas no ingresó al sistema. A eso se sumó el desperfecto en plantas compresoras del Gasoducto Centro Oeste, operado por Transportadora Gas del Norte (TGN), que fue lo que motivó al Gobierno a reunir al comité de crisis. La decisión fue bajar la plancha a estaciones de servicio de GNC e industrias con contratos firmes, además de los interrumpibles, y que el gas utilizado en las usinas de electricidad fueran al mínimo técnico. El siguiente paso, al que no se llegó, son los cortes programados de electricidad para no afectar el transporte de gas.

“La gestión de Guillermo Moreno dejó un karma en la industria. Parece que la palabra emergencia no se puede decir, pero es mejor que la población esté enterada de la situación”, dicen en la industria.

Este medio pudo reconstruir que para paliar la crisis la ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, tuvo que llamar a Maurio Viera, el canciller de Lula Da Silva, con el objetivo de destrabar los trámites. Una relación diplomática que no se recompuso del todo, en particular porque Milei en campaña había dicho que Lula era “comunista” y “corrupto”.

De todos modos, pasadas las 9 de ayer el barco de Petrobras estaba conectado al buque regasificador de Escobar para inyectar 14 millones de metros cúbicos diarios. Bolivia aportó para el norte 7 millones de metros cúbicos, 2 millones por encima de lo comprometido para sostener el sistema argentino. El miércoles por la noche volvió a reunirse el comité de crisis y desde este jueves comenzaron a liberarse los servicios para los contratos en firme mientras continúan los cortes para los interrumpibles.

En el sector hablan de una mala planificación del Gobierno, aunque reconocen que es más fácil decirlo con el diario del lunes en la mano. “La previsión para mayo fue mala. Necesitaban seis barcos de GNL, pidieron 3 y salieron a buscar el cuarto de urgencia a Brasil”, comentaron.

De todos modos, Energía tiene un punto válido: no sirve tener más gas sin una infraestructura que no soporte el transporte necesario. Es por eso que culpan al gobierno de Alberto Fernández por no haber finalizado las obras complementarias del Gasoducto Néstor Kirchner y al de Milei por demorarse más en el marco del ajuste en la obra pública por el “no hay plata”.

El gasoducto Néstor Kirchner transporta 11 millones de metros cúbicos diarios de gas. Con las plantas compresoras de Tratayén se sumarían otros 5 millones de metros cúbicos y con Salliqueló otros 5 millones. Sin embargo, recién estarían funcionando a finales de junio y septiembre, respectivamente. Para el próximo invierno llegaría a pleno la demorada obra de reversión del gasoducto norte.

La mala planificación y la demora en obras claves, le costaron al país unos USD 600 millones en importaciones de combustibles durante las últimas semanas. ”No se trata del autoabastecimiento, sino de un abastecimiento que sea eficiente aunque haya que importar”, consideran en la industria.

La última noticia que sacudió a distribuidores y transportistas de gas fue una nueva postergación en su fórmula de indexación mensual por inflación que se aplicaría en junio por decisión del ministro de Economía, Luis Caputo. Lo mismo había sucedido en mayo. Caputo considera que los aumentos en este segmento en el primer cuatrimestre, superiores al 500%, fueron suficientes por ahora y avanzará con la quita de subsidios, es decir, que los usuarios paguen más por la energía que consumen.

“Se asustaron con las repercusiones de las boletas. Quieren una escalera de descenso de la inflación muy fuerte. Nosotros nos habíamos preparado para una época de mucho conflicto en la cobranza. La verdad es que estamos en los mismos niveles que el año pasado, 68% de cobrabilidad. Que nos vuelvan a congelar compromete las inversiones”, dijeron desde una distribuidora bonaerense.