La vida criminal de William Scott Scurlock, conocido como el “Bandido de Hollywood”, es objeto de un nuevo documental que Netflix estrenará este miércoles bajo el título “Cómo robar un banco”. El documental narra los robos a bancos realizados por Scurlock en el área de Seattle entre 1992 y 1996, mediante el uso de ingeniosos disfraces que le permitieron evadir a la policía.
Entre 1992 y 1996, Scurlock robó cerca de 2,3 millones de dólares mientras se disfrazaba para engañar a las autoridades. Inspirado en la película “Point Break” protagonizada por Keanu Reeves y Patrick Swayze, Scurlock se convirtió en un maestro del disfraz y se ganó el apodo de “Hollywood”.
El fiscal del caso, Shawn Newman, se refirió a Scurlock diciendo: “No tenía una personalidad ruda. Tenía muy buenos modales”.
Scott Scurlock nació en Virginia, Estados Unidos, hijo de un maestro y un predicador. Desde joven mostró inteligencia, pero carecía de interés académico. En 1974, se mudó a Hawái a vivir con su amigo de la infancia, Kevin Meyers, quien había dejado la universidad y trabajaba en una granja de tomates. Fue entonces cuando ambos comenzaron a cultivar y vender marihuana, lo que les permitió ganar algo de dinero.
Scurlock se trasladó a Olympia en 1978 y se inscribió en Evergreen State College con la intención de estudiar medicina. Se obsesionó con la química y comenzó a colarse en los laboratorios del campus para cocinar metanfetaminas. Durante este tiempo, Scurlock construyó una casa en un árbol en su propiedad, que describió como un complejo de tres pisos con comodidades modernas. El hermano de Kevin, Steve Meyers, y su amigo de la infancia, Mark Biggins, fueron cruciales en la construcción de esta estructura y eventualmente se convertirían en sus cómplices en los robos.
En junio de 1992, Scurlock y Biggins llevaron a cabo su primer robo al Seafirst Bank en Madison Park. Biggins convenció a su novia para que condujera el coche de huida, sin embargo, la operación no salió tan bien como esperaban, y tuvieron que escapar a pie. A pesar de esto, Scurlock se entusiasmó y continuó con su carrera delictiva. Dos meses después, robó el mismo banco, esta vez empleando un disfraz diferente.
El FBI y la policía empezaron a seguirle la pista y lo apodaron “Hollywood” debido a su uso de disfraces elaborados y métodos teatrales. La prensa también se refirió a él como “el bandido de Hollywood”. A lo largo de 1992, Scurlock robó cerca de 320.000 dólares en diferentes bancos, incluida una cifra de 252.000 dólares de un último atraco en el Seafirst Bank de Hawthorne Hills.
Durante el año siguiente, Scurlock gastó parte del dinero en la ciudad y donó otra parte a causas ecológicas, bajo la creencia de que era un Robin Hood moderno. En 1993, reclutó a Steve Meyers para un nuevo atraco, volvió nuevamente a Hawthorne Hills y robando otros 100.000 dólares. El FBI, mientras tanto, aumentó la vigilancia, para predecir las fechas de los futuros robos basados en el patrón de los anteriores, aunque sin poder precisar las ubicaciones.
La noche antes del Día de Acción de Gracias de 1996, Hollywood hizo su último acto de delincuencia: el Seafirst Bank en Lake City, Seattle, donde se llevó más de un millón de dólares.
Lo que Scurlock y su equipo no previeron fue que un cajero activaría una alarma silenciosa mientras los ladrones asaltaban la bóveda y que un cliente del banco seguiría secretamente su vehículo después del robo. Esto alertó a la policía, que se desató en una persecución policial por la ciudad en medio de la hora punta.
Finalmente, la policía logró flanquear la furgoneta blanca en la que se habían refugiado, lo que resultó en un tiroteo que dejó heridos a Meyers y Biggins, sus complices, mientras Scurlock escapó. A pesar de sus esfuerzos, fue localizado al día siguiente en una caravana propiedad de Wilma Walker, una anciana de 85 años. Cuando la policía rodeó la caravana, Scurlock se disparó, terminando así su carrera criminal.
El Grupo de Trabajo contra Crímenes Violentos de Puget Sound estuvo involucrado en la operación que finalmente terminó con la persecución de Scurlock. En una declaración sobre el atractivo físico de Scurlock, su abogado Shawn Newman afirmó: “Era un tipo interesante. Si lo veías en la calle, aunque no se hubiera afeitado durante un par de días, todavía tenía buen aspecto. Estaba en muy buena forma física”.
Las autoridades, incluido el FBI, más tarde descubrieron una habitación subterránea secreta donde Scurlock guardaba sus disfraces y parte del dinero robado. El impacto de sus crímenes fue tal que el Seattle Times informó que amigos y conocidos de Scurlock quedaron sorprendidos por la revelación de su vida delictiva.