Incendios en el Iberá: sin control, el fuego amenaza con destruir lo poco que quedó sin quemarse el año pasado

Ernesto Azarkevich

El Iberá, uno de los mayores humedales del mundo, sufre los embates del fuego, que amenaza con destruir lo poco que quedó sin quemarse el año pasado. En los dos últimos meses el fuego arrasó más de 5.000 hectáreas de esa reserva que está en el corazón de la provincia de Corrientes, pero otras fuentes elevan la cifra hasta las 28.000 hectáreas.

Los portales Carambola y San Nicolás son los más afectados por los incendios que avanzan sin control sobre los embalsados y esteros, donde los brigadistas ven muy acotada su intervención ante la imposibilidad de avanzar con vehículos hidrantes. Son tres los focos principales y están en las zonas de Ituzaingó, San Miguel y Concepción del Yaguareté Corá, señalaron desde la Fundación Rewilding Argentina.

En ese lugar el fuego comenzó hace casi dos meses. Por las características del terreno, los guardaparques y brigadistas trabajan con cortafuegos y supervisan el avance de las llamas para combatirlas cuando salen hacia terreno firme.

Los mapas satelitales que muestran los focos de calor en Corrientes volvieron a teñirse de rojo en las últimas semanas. El sábado fueron 80 los que aparecían en las imágenes, casi el doble de los que se registraron diez días antes.

Para tener una dimensión del poder de destrucción de los incendios en el Iberá, podemos decir que diariamente se pierden unas 1.000 hectáreas, lo cual equivale a unas 1.450 canchas de fútbol. En todo Corrientes, en tanto, en enero y lo que va de febrero ya se quemaron más de 60.000 hectáreas.

Desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) realizan un constante monitoreo de la situación. El ingeniero agrónomo Ditmar Kurtz reconoció la semana pasada que este año más del 90 por ciento de los incendios se produjeron en zonas de humedales.

Hasta el sábado se habían reportado 621 focos de calor en Corrientes en lo que va del mes. Esa cifra es similar a la que se registró en todo el mes de enero, lo cual marca un agravamiento de la situación por la falta de lluvias.

Los brigadistas, biólogos y lugareños están esperanzados en el arribo de un frente de lluvias y tormentas para este martes. Sin embargo, las lluvias deben ser intensas y sostenidas para que la humedad llegue hasta el suelo y extinga totalmente el fuego.

El año pasado los incendios destruyeron cerca del 12% de la superficie total de Corrientes. El avance sin control sobre los resecos pastos obligó al Gobierno Nacional a enviar brigadistas y medios aéreos y terrestres para colaborar en la lucha contra el fuego. Finalmente, en marzo, llegaron las lluvias, apagando la totalidad de los focos.

Durante el otoño hubo lluvias y eso facilitó la recuperación de la vegetación, pero la llegada de la primavera y el verano hizo que la sequía se sintiera con fuerza otra vez y con ella volvieran los incendios.

Un dato que marca la grave situación por que atraviesa Corrientes es la retracción de los cursos de agua. En temporada normal, el 38,5% de la superficie provincial está cubierta de agua. Actualmente está en apenas el 8,6% del territorio, lo cual equivale a 766.630 hectáreas.

Animales en peligro

Sofía Heinonen, de la Fundación Rewilding Argentina, sostuvo que el fuego está a dos kilómetros de los corrales donde se realiza la reintroducción del yaguareté en los esteros; y de una estación biológica. Y amenaza con destruir nuevamente los alambrados que se colocaron después de los incendios del año pasado.

Por el avance de las llamas, en las últimas semanas tuvieron que salir a recapturar a cuatro osos hormigueros que eran monitoreados con collares. Esos animales ya fueron reintegrados a su hábitat apenas se superó el peligro.

“Hay mucho viento y eso hace que el fuego avance con mayor rapidez. La situación más grave es la de Carambola, que se está quemando desde hace dos meses”, detalló Heinonen. Desde la Fundación ya trabajan en el montaje de una pileta de 100.000 litros de agua para poder abastecer a los brigadistas. Es que la sequía dejó sin agua a muchas lagunas y arroyos de la zona, lo cual dificulta las tareas de combate de las llamas.

Fuente: Clarin.com