Argentina: Abuelas de Plaza de Mayo encuentra al nieto 131

Estela de Carlotto, líder de la organización humanitaria Abuelas de Plaza de Mayo, abraza a otra activista en sus oficinas en el extinto centro de tortura ESMA en Buenos Aires, Argentina, el jueves 22 de diciembre de 2022. Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron la identificación de un nuevo nieto, el número 131, sustraído de su madre como recién nacido durante la dictadura militar de 1976-1983. (AP Foto/Victor R. Caivano) (Victor R. Caivano/)

BUENOS AIRES (AP) — Luego del frustrante paréntesis al que forzó la pandemia del nuevo coronavirus, la organización argentina Abuelas de Plaza de Mayo anunció el jueves la identificación de un nuevo nieto -el 131-, quien fue arrebatado de recién nacido a su madre durante la última dictadura militar (1976-1983).

“Como si el fin de año se hubiera empeñado en cumplir deseos, luego de tres años, volvemos a celebrar el hallazgo de un nuevo nieto», dijo a periodistas Estela de Carlotto, quien encabeza Abuelas, la organización humanitaria que busca a los niños que fueron robados por los represores a personas asesinadas y desaparecidas durante el gobierno de facto.

El presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner celebraron en sus cuentas de Twitter que cada vez más personas conozcan sus orígenes y elogiaron el “ejemplo de lucha y humanidad” de las Abuelas.

Carlotto indicó que existen sospechas de que el hombre que recuperó su identidad, de 44 años, pudo haber nacido en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los mayores centros de represión de Buenos Aires donde retenían a mujeres que daban a luz a sus bebés que luego eran sustraídos por los militares o personas afines al régimen.

De Carlotto no precisó más datos sobre el nieto recuperado, pero indicó que es hijo de Lucía Nadín y de Aldo Hugo Quevedo, quienes militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP).

Los dos fueron secuestrados entre septiembre y octubre de 1977 en Buenos Aires y ella estaba embarazada de unos dos meses.

Ambos permanecieron detenidos en los centros de detención ilegal “Club Atlético” y “El Banco”. Por testimonios de sobrevivientes, pudo saberse que Lucía fue retirada de ese último lugar entre marzo y abril de 1978 para dar a luz en otro lugar.

La identificación del hombre fue posible gracias a muestras de ADN de familiares de su madre.

La familia de Lucía no sabía que estaba embarazada cuando fue secuestrada. Con el tiempo pudieron conocer la noticia por información que les fue llegando a través de personas que estuvieron con la pareja antes de su detención.

La familia Nadin dejó en 2005 su muestra en el Banco Nacional de Datos Genéticos y años después la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) logró dar con el hermano de la pareja de la joven y sumó su perfil al Banco.

En 2015, a partir de la investigación de Abuelas y la Conadi, se identificó a un hombre que podía ser hijo de personas desaparecidas.

Tras un intento infructuoso por contactarlo, la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado presentó una denuncia ante la justicia que logró localizarlo en septiembre y le invitó a realizarse un estudio genético, lo cual él aceptó.

La titular de Abuelas señaló que sigue habiendo “casi 300 hombres y mujeres que viven con su identidad falseada” y manifestó su esperanza de un año «2023 con más restituciones”.

Desde que comenzó la pandemia del nuevo coronavirus en marzo del 2020, la organización no había identificado más nietos.

La recuperación del nieto 130, Javier Matías Darroux Mijalchuck, se dio a conocer en 2019. Sus padres desaparecieron en diciembre de 1977.

De Carlotto dijo que el aislamiento y las infinitas restricciones de la pandemia dejaron mal a muchas personas. Acotó que, sin embargo, Abuelas siguió trabajando «de forma no directa, pero sí informal mediante los equipos que tenemos de contribución a la búsqueda”.

Unas 30.000 personas desaparecieron durante la última dictadura, según las organizaciones de derechos humanos de Argentina.

Fuente: Infobae