Gabriel Rubinstein, viceministro de Economía, en una reunión de ejecutivos de finanzas, con definiciones sin filtro: “No sabemos hasta dónde vamos a llegar”

El secretario de Programación Económica y virtual viceministro, Gabriel Rubinstein, dejó hoy afirmaciones contundentes con respecto al futuro, la posibilidad de que el Gobierno cumpla con las metas establecidas por Sergio Massa y, tácitamente, la convivencia política en el Frente de Todos. Lo hizo en el marco del 14° Simposio de Mercado de Capitales y Finanzas Corporativas, organizado por el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas.

“Apenas las cosas van bien, los políticos empiezan con que, frente a cada necesidad, nace un derecho y con eso podemos hacer cualquier cosa. Massa cambia la impronta en la dirección correcta aunque el caminos es sinuoso. No sabemos hasta dónde vamos a llegar, pero él tiene una capacidad de trabajo fenomenal y de negociación grande. Yo aporto desde lo macro en el tema fiscal y cambiario”, afirmó durante un evento en el Yatch Club de Puerto Madero.

En diálogo con Douglas Elespe, presidente y CEO de FIX y presidente del Comité de Certificaciones Financieras Internacionales de IAEF, y Marcelo Fell, presidente de IAEF, que destacaron su “sinceridad”, Rubinstein sumó que haberse apartado de la macroeconomía que había hace 20 años con 3% de superávit comercial, 2% de superávit en cuenta corriente, US$40.000 millones de reservas netas, 5% de inflación, una tasa de interés del 6%, sin control de precios y ningún tema cambiario, es “para pegarse un tiro”.

También se refirió a su decisión de ser parte del equipo de Massa. Sostuvo que “no existe que te pongan el aparato del Estado a favor”, y que “siempre es más fácil ser consultor que meterse en el fango”.

En este sentido, dijo que el país experimenta una baja en la demanda de dinero, que es equivalente a aumentar el déficit fiscal, pero que, si se pudiera equilibrar eso, se vería que el déficit fiscal del año próximo, del 1,9%, “cuesta uno y la mitad del otro porque todos los días hay quejas del Congreso, del Gobierno y de la oposición”.

“Si lo logramos (cumplir la meta de 1,9% de déficit), sería compatible con una inflación para el año próximo del 50%, 60%, mientras que el 100% de este año es overshooting, inercia”, agregó.

En este punto volvió a defender el acuerdo Precios Justos, porque es coincidente, según su opinión, con una inflación mensual del 4% y anual del 60%, aunque el nombre fue una “mala idea” porque remite a Hugo Chávez.

“Un 60% de inflación es horrible, pero 60% es mejor que 100% y pone mejor el panorama para cualquier gobierno que venga. Yo no creo que cuanto peor, mejor. Cuanto mejor, mejor”, continuó.

Según el viceministro de Massa, el objetivo es déficit fiscal cero y un tipo de cambio único. Sostuvo que el tipo de cambio único es, quizás, “la llave”, pero que para eso se necesita orden fiscal y reservas, porque hay que lidiar con el mercado de pesos y hay que poder intervenir. “Se necesitarían US$20.000 millones de reservas netas para que no nos tumben las noticias económicas. No se puede liberar el cepo o sí, pero con alto riesgo. Para nosotros, abrirlo con riesgo no tiene sentido”, opinó.

De acuerdo con esto, dijo que, si hay controles, tienen que funcionar bien, y que el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) trata de que no se afecte la producción, pero es un embudo. “Es como eran los hospitales en la época del Covid. Había un stress por la cantidad de pacientes que ingresaban y había que ir dividiéndolos entre los que iban a terapia, los que quedaban internados y los que volvían a la casa. Se está trabajando para que el SIRA funcione lo mejor posible, sabiendo que todos quieren dólares y que hay empresas que se stockearon para ocho a 10 años, y no las condeno”, graficó.

“Son cosas transicionales. No tienen sentido per se, pero si uno piensa que en algún momento vamos a tener más dólares por dólar soja 1, dólar soja 2 o préstamos, estas restricciones tendrán sentido, lo mismo que el acuerdo de precios. Hay que llegar a una macroeconomía ordenada como la de hace 20 años y seguir discutiendo cuestiones puntuales como qué hacemos con Aerolíneas, reformas laborales, bajas de impuestos. Avanzaremos todo lo que se pueda y esa es la vida”, cerró.

Consultado, en tanto, por Elespe, dijo que cualquier unificación del tipo de cambio va a tener un componente devaluatorio y que seguro el tipo de cambio y los salarios están retrasados. “Quizás lo único que está adelantado es el margen empresario, pero no es para pegarles un palo. En algún momento empezaron a fijarse en los dólares alternativos y a pricear eso porque la brecha genera mucho desorden. Ahora el juego es como desarmar el rompecabezas. Te dicen unificá y listo y ¿Cuál es el riesgo? Si devalúas y sale mal, podés terminar en un Rodrigazo”, aseguró.

En cuanto a la reducción del déficit fiscal de cara a 2023, dijo que va a ser de cerca de un punto porque de 2,8% se pasará a 1,9% ya que el 2,5% de este año no era tal porque hubo una “triquiñuela contable”. “El Fondo Monetario ve con simpatía que no sigamos con ese desvío que podríamos haber peleado. A futuro espero que no haya que hacerlo si hay un desbande. Espero que no lo haya”, apuntó y agregó que quieren bajar el déficit no porque lo pida el Fondo sino porque si no lo tienen que financiar con emisión.

Además, se refirió a las restricciones políticas y dijo que son grandes, pero no las vinculó a la participación de Cristina Kirchner en el gobierno. En ese sentido, dijo que si ella no estuviera, la interna estaría en la calle con los piqueteros. “No hay consenso sobre un plan de estabilización. Quizás algunos se asustaron con lo de julio y por eso el presupuesto se aprobó con más votos que en los últimos años, pero va a ser difícil que se cumpla porque las demandas son permanentes y serán más fuertes en un año electoral. El equipo económico está muy comprometido, pero eso no quiere decir que confiamos que se va a cumplir, es una lucha diaria. No hay conciencia política de bajar el gasto. Ningún ministro quiere que se lo bajen porque piensan que se los quiere desplazar. Yo no soy el doctor no, hay varios, pero está instalado que se gasta y después se ve cómo se paga”, concluyó.

Después de Rubinstein, en el cierre del evento estuvo el exsecretario de Finanzas de Fernando de la Rúa y ex jefe negociador de la deuda de 1989 a 1993, Daniel Marx, que coincidió con el secretario y viceministro sobre los riesgos de una unificación cambiaria bajo ciertas condiciones.

“Yo creo que, si se unificase y no pasará nada más, el dólar tendría que estar en algún lugar en el medio entre la cotización del oficial y del blue. Eso en el primer segundo. En el segundo segundo, Gabriel (Rubinstein) habló del Rodrigazo y esto es bajo qué condiciones se hace la unificación y si se puede hacer de un solo golpe o no y esto nos lleva a la política, a la coherencia de un programa y a la aproximación. En estas condiciones yo creo que son más los que quieren salir que los que quieren entrar y eso significaría una depreciación superior del peso. Entonces entre las condiciones hay que ver qué incentivos, qué razones le damos a que la gente para que quiera entrar más que salir. Me refiero no solo a lo comercial, sino a los portafolios”, explicó.

“Hoy venimos de un nivel de tanto desequilibrio, tanto escepticismo que esto hay que ir curándolo de a poco y es peligroso pegar el salto en el vacío. En eso coincido, pero ello no significa no empezar. Todo lo contrario. Hay que hacer un esfuerzo muy grande y salir lo más rápido de esto y las señales tienen que ser bastante claras. Entonces la liberación última como que se hace naturalmente y ni se notaría. Se ha hecho en muchos lados, no es tan raro. Raro es golpearse siempre contra la misma piedra”, cerró.

Fuente: La Nación.