El 59,8% del costo financiero total de un préstamo para una pyme corresponde a impuestos

A la hora de requerir financiación, las pequeñas y medianas empresas deben recurrir a los bancos para poder disponer de dinero fresco para invertir. Obviamente, este tiene un costo que es el que cobra la entidad financiera a sus clientes. Sin embargo, si hacemos un desglose de ese costo, encontramos que la gran mayoría está relacionado con el pago de impuestos a estados tanto provinciales como nacionales.

El CFT (costo financiero total) incluye los gastos, comisiones e impuestos que se acaban por trasladar a lo que el prestatario pagará por la financiación. Este es el que se debe tener en cuenta al planificar la toma de deuda, ya que difiere (a veces bastante) de la Tasa Nominal Anual (TNA), que es la que suele tomarse como referencia.

Las tasas de interés que deben pagar las empresas en créditos son muchas veces un impedimento para acceder a dinero para invertir. Principalmente para las PYMES, que no tienen una capacidad económica lo suficientemente grande como para soportar los altos costos que implica tomar deuda de este tipo.

Es por esa razón, que resulta llamativo encontrar que gran parte de los costos que acaban pagando las empresas por la financiación, corresponden a pagos al estado. Según destacan los especialistas, los bancos vienen sufriendo un aumento constante en la presión tributaria desde el año 2009. Siendo principalmente los gobiernos locales y provinciales los que más impuestos están cobrando.

Este es uno de los motivos que posiciona a la Argentina como el país de la región con menor porcentaje de préstamos bancarios sobre el Producto Bruto Interno (PBI), situándose en torno al 10%. Lo que habla a las claras de la poca disponibilidad de financiación que hay en nuestra economía.

Las PyMEs son las más castigadas de la región

En comparación con otros países de América Latina, Argentina encabeza la lista de impuestos dentro del CFT. Esto hace que el crédito sea más caro y, por lo tanto, menos accesible para empresas más pequeñas.

Por ejemplo, en Brasil el peso de los impuestos dentro del Costo Financiero Total es de un 33%. Mientras que en México es del 26,3%, en Chile de un 19,2% y en la vecina Paraguay alcanza el 16,7%. En nuestro país, esta cifra es de 59,8%, siendo por lejos la más importante de la región.

Analizando el impacto de este dato a nivel industrial, vemos que tiene graves implicaciones para las empresas argentinas. Ya que tienen una importante desventaja competitiva en comparación con empresas competidoras de países cercanos.

¿Y qué pasa con los préstamos personales?

Si hablamos de los préstamos personales, estos no se salvan de los impuestos. Para estos casos y los de los créditos hipotecarios no destinados a vivienda única, los costos tributarios explican el 30,5% del CFT. Siendo los impuestos nacionales los que más importancia cobran dentro del conjunto.

Para esta clase de créditos, la carga tributaria nacional representa el 61,9% del total de los impuestos dentro del costo financiero. Los impuestos provinciales son la causa del 25% del CFT, mientras que los municipales explican el 12,7%. Estos datos, se desprenden de un reciente informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (ieral).

La carga tributaria tan importante, se ve afectada por los numerosos impuestos que intervienen a la hora de tomar un préstamo. El impuesto al valor agregado (IVA), el impuesto a los débitos y créditos bancarios (IDCB), el impuesto provincial a los sellos (IS), el impuesto provincial a los Ingresos Brutos (IIBB) y las diferentes cargas municipales como la tasa por inspección de seguridad e higiene, son solo algunos de ellos.

En cuanto a los créditos hipotecarios para vivienda única, los impuestos representan el 4,5% del costo financiero total. Una cifra mucho más baja en comparación con el resto de los casos.

¿Qué efecto tienen estos impuestos?

La presión fiscal en nuestro país repercute en todos los sectores de la economía. Sin embargo, las implicaciones de una carga tributaria excesiva al sector bancario, más precisamente a la parte de créditos, tiene el potencial de afectar a muchos sectores sociales y empresariales.

Como efecto dominó, el encarecimiento de los préstamos a las pymes hace que estas no tengan la posibilidad de acceder a dinero para invertir en sus negocios. Lo que a largo plazo afecta sus operaciones y limita, en última instancia, su poder de generar nuevos empleos.

Lo mismo sucede con los préstamos personales. Al ser restrictivos para muchas personas, estas no podrán disponer de dinero para realizar gastos en, por ejemplo, nuevos vehículos, arreglos de propiedades o, incluso algunos más frívolos como fiestas o viajes. Esto tiene una fuerte repercusión en el consumo de nuestra economía y acaba por afectar a empresas ya sean pequeñas o grandes.

Es por eso, que es necesario replantear cómo los impuestos tienen implicaciones que pueden llegar a ramificarse hacia todos los sectores de nuestra economía. Disponer de crédito accesible es indispensable tanto para empresas como para particulares. Una política que reduzca la presión fiscal, puede acabar siendo el alivio que tanto se necesita actualmente.

Fuente: La Voz del Interior