Por qué Alberto Fernández canceló la ofensiva de Martín Guzmán y mantuvo al subsecretario Federico Basualdo que responde a Cristina Kirchner

Por Román Lejtman

Alberto Fernández confirmó anoche que había decidido mantener como subsecretario de Energía a Federico Basualdo, un alfil de Máximo y Cristina Fernández de Kirchner que Martín Guzmán intentó desplazar por su probada ineficacia en la gestión pública.

Guzmán no cometió un suicidio político ya que estaba avalado por Alberto Fernández, pero en Balcarce 50 aseguraron que el Presidente frenó la ofensiva de su ministro de Economía disconforme con el método utilizado para defenestrar al subsecretario.

“Basualdo tiene el boleto picado. Y ayer no se fue por la inexperiencia de Guzmán. Lo echó por los medios de comunicación. Fue una tontería que molestó mucho a Alberto (Fernández)”, describieron en las cercanías del jefe de Estado.

Guzmán considera que Basualdo es “un funcionario que no funciona”. Alberto Fernández comparte la mirada del ministro de Economía y respaldó su decisión de removerlo. Aún más: en la Casa Rosada juran que CFK no se inmutó cuando el Presidente le comentó que Basualdo ya era pasado en el gobierno justicialista.

Alberto Fernández, Santiago Cafiero, Matías Kulfas y Guzmán consideran que la política energética, la posibilidad de mejorar los servicios y favorecer a los sectores más pobres no avanza por la incapacidad burocrática de Basualdo.

Desde esta perspectiva, resulta importante una distinción política. El jefe de Estado y la vicepresidente comparten la necesidad de segmentar las tarifas para diferenciar entre los pobres, la clase media golpeada y los sectores de mayores ingresos.

Guzmán no se cansa de explicar en la Casa Rosada y en el Senado que un “subsidio plano” es un gasto sin sentido que no permite disponer de nuevos fondos públicos para cerrar asimetrías económicas y aliviar la situación de millones de argentinos que son pobres e indigentes.

El Presidente y CFK avalan la perspectiva del ministro de Economía y aceptaron que fuerce el desplazamiento del subsecretario Basualdo acusado de ineficacia manifiesta. Pero se trata de políticos de la vieja escuela que jamás aceptarían la renuncia de un funcionario ejecutada a través de los medios de comunicación.

Esa impericia de Guzmán -acorde a los códigos políticos que se aplican en Balcarce 50 y el Instituto Patria- provocó que Basualdo permaneciera en su cargo hasta nuevo aviso. Se trata de una decisión que asumió Alberto Fernández y que Cristina Fernández de Kirchner aceptó sin argumentar lo contrario.

Guzmán aún cree que Basualdo está renunciado y que vaciará su oficina en los próximos días. El ministro de Economía ayer solicitó al secretario de Energía, Dario Martínez, que pida su renuncia. Y un rato después, Santiago Cafiero -jefe de Gabinete- ratificó la jugada. En ambos casos, Martínez escuchó que todo estaba en conocimiento del Presidente.

Martínez cumplió con ellos, y a las pocas horas asumió que Basualdo no estaba solo en su resistencia a la decisión política que ejecutó Guzmán y reforzó Cafiero. El subsecretario permaneció impasible mientras Máximo y Cristina Kirchner cuestionaban al ministro por su presunta incapacidad de coronar con estilo peronista una renuncia cantada.

“Con un mismo bollo, Guzmán te hace un pan dulce y una rosca de Pascua. Pero aquí se equivocó. Basualdo no va a renunciar. Y menos con una operación en los medios de comunicación”, comentó un cuadro de la Cámpora que conoce a CFK desde la llegada de Néstor Kirchner a la Casa Rosada.

-¿Y ahora cómo sigue?-, preguntó Infobae.

-A Guzmán se le quemó la cocina. Se va a tener que guardar…-replicó el funcionario que tutea a Cristina.

Federico Basualdo
Federico Basualdo, subsecretario de Energía

Alberto Fernández aseguró anoche en Gobierno que frenó la renuncia de Basualdo por la mala praxis de Guzmán. Y que el subsecretario de la Cámpora será desplazado cuando el incidente político ya sea una anécdota amarga en la coalición oficialista.

Con todo, el Presidente y CFK dejaron una pieza sin acomodar que puede causar un efecto dominó en la administración peronista: Guzmán cavila sus próximos pasos políticos y odia quedar atrapado en una interna de poder que puede afectar su imagen pública y su capacidad de negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París.

El ministro no tiene historias personales con Basualdo, pero le dolerá regresar al despacho asumiendo que su subsecretario de Energia -que considera ineficiente y remolón- continúa en un cargo que es clave para bajar los subsidios, beneficiar a los sectores más pobres y aplacar los efectos económicos de la segunda ola del COVID-19.

Guzmán extraña Manhattan. Final abierto.

Fuente: Infobae