El gobernador de Chubut, Ignacio Torres, propuso retomar uno de los proyectos más emblemáticos de Raúl Alfonsín: mover la Capital Federal del país a la Patagonia. Se trataría de una reversión del icónico proyecto que quedó trunco durante la administración alfonsinista que tiene como objetivo llevar el centro administrativo nacional al distrito de Viedma, de Río Negro y compartirlo con Carmen de Patagones, la ciudad más austral de la provincia de Buenos Aires.
“Presentamos un proyecto de ley en el Congreso, que ojalá se debata con la seriedad que amerita. El proyecto propone mudar la capital”, comentó Torres el sábado por la noche durante su participación en el programa La noche de Mirtha, por eltrece.
El mandatario provincial aseguró que se trataría de un cambio beneficioso para el país y argumentó que “todos los países modernos han mudado sus capitales: como Australia o Estados Unidos”. Consideró que se trata de un “proyecto emblemático”.
“En su momento, la ley fue aprobada, pero derogada por falta de respaldo político. Creo que ahora, este Gobierno, que tiene vocación reformista en muchas áreas, más allá de que coincidamos o no en algunos puntos, tiene una oportunidad histórica con este proyecto que la Argentina necesita, tanto en términos económicos como políticos”, enfatizó el dirigente de Pro.
Por el momento el proyecto no ingresó aun a la Cámara de Senadores, pero se espera que lo haga en los próximos días, contando con el respaldo del resto de los gobernadores patagónicos y sus respectivos senadores. El afán es que sea un proyecto que se trate en comisión y logre alcanzar un eventual tratamiento en el recinto.
Torres volvió a hacer foco sobre el tema también en una entrevista con Radio Rivadavia durante el fin de semana en donde aseguró que habló con diferentes funcionarios y que habría consenso sobre la “necesidad muy grande de descomprimir, no solamente hablando de federalismo fiscal, sino una zona centro macrocefálica”. “Tenemos la oportunidad de descentralizar hacia el mal llamado interior de la Argentina”, sostuvo.
Para argumentar el proyecto, sobre el que todavía no se expresó ni el gobernador rionegrino Alberto Weretilneck ni el bonaerense, Axel Kicillof, Torres estimó que hoy en día “más del 90% de los gastos de la Justicia se ejecuta en la Capital”, y que, descentralizando la urbe porteña, ese gasto se reduciría considerablemente.
Sin embargo, recalcó que de aprobarse en el Congreso, demandaría un trabajo a largo plazo para la adecuación de las ciudades para recibir a los diferentes poderes del país: “Estamos hablando de 10 o 12 años, ya que implica una inversión en infraestructura”.
Teniendo en cuenta la situación económica que atraviesa la Argentina, Torres explicó que “la idea es hacerlo de manera austera” y que para llevarlo a cabo se podrían vender algunos bienes “ociosos” que el Estado posee. “Me llevé una grata sorpresa al ver que el gobierno nacional tomó el traslado de la capital nacional a la Patagonia como un punto a discutir en el ‘Consejo de Mayo”, reveló.
Al iniciar su tercer año de gestión presidencial, el doctor Raúl Alfonsín lanzó una iniciativa, una propuesta para el futuro desarrollo de la Argentina, que resultaría tan sorpresiva como controvertida: trasladar la Capital Federal a Viedma (Carmen de Patagones). “Marchar al Sur, al frío y al mar”, según expresiones del expresidente de la Nación, implicaba no una modificación aislada, sino el comienzo de profundos cambios que se concretarían con la reforma de la Constitución, del Estado y la Administración central.
El esquema político, planteado entonces, procuraba la descentralización, el desarrollo regional (con particular énfasis en la Patagonia) y la salvaguardia del control soberano de una amplia porción del territorio nacional. Conllevaba, asimismo, uno de los mayores desafíos urbanísticos de la historia de la Argentina: fundar una nueva capital que eximiera a Buenos Aires de uno de sus roles históricos.
El desarrollo particularizado del proyecto preveía la implantación de concursos públicos que permitieran el aporte creativo de los distintos especialistas para la interpretación de las necesidades de la nueva ciudad.
Sólo pudieron concretarse los referidos a tres puentes vehiculares sobre río Negro para integrar los márgenes de la futura implantación. Resultaron ganadores dos consorcios integrados por prestigiosos profesionales de la ingeniería y la arquitectura, pero las obras nunca se concretaron.
La profunda crisis vivida a fines de los años ‘80 impidió la continuidad de la financiación por parte del gobierno central y el proyecto quedó finalmente desactivado con la llegada de la nueva administración.