Mientras se elevaba en el aire, los recuerdos se convirtieron en un pensamiento frecuente para José Augusto Torres Gil (29). Empezó a escarbar en los recovecos de una historia que nació en Bolivia y que luego siguió en la Argentina, a la que decidió representar hace ya varios años. Y el cariño que recibió una vez que adoptó al país como propio lo retribuyó con la primera medalla de oro en París 2024. Ya no importaban los obstáculos, como la suspensión del entrenamiento cinco días atrás que puso en jaque el sueño olímpico, ni las tantas caídas que lo obligaron a levantarse para convertirse en el mejor del certamen en BMX Freestyle.
Los pergaminos del Maligno, como lo apodaron sus amigos por su caracter de bromista, empezaron a escribirse en Santa Cruz de la Sierra el 28 de marzo de 1995. Pero su pasión por la disciplina surgió en la provincia de Córdoba, donde se instaló con 11 años por iniciativa de sus padres, ambos argentinos. En su mente sólo había espacio para el fútbol y los dibujos hasta que, una tarde de 2009, decidió ir a divertirse con su hermano al parque, lejos de los lápices con los que todavía se explaya.
“Fuimos un rato a patear al Parque de las Naciones y de casualidad vimos a lo lejos a un tipo que más tarde pasaría a ser nuestro amigo, haciendo un flair, un giro en 180° hacia atrás. Ver eso fue muy loco, nos generó una adrenalina muy rara“, explicó tiempo atrás en una entrevista con Biciclub. Pidieron prestada una bicicleta y ya no hubo vuelta atrás.
Poco a poco, Torres dejó a un lado los botines y empezó a practicar trucos que ni siquiera sabía que existían. La pelota cada vez pasaba más tiempo en la oscuridad de un placard en el que escondió también aquellos problemas de asma que tantas veces desafiaron su carrera, o la serie de lesiones que le impidieron dar el presente en algunos torneos y así viajar a Tokio 2020.
Los logros del Maligno Torres en su carrera
El destino tenía preparada otra oportunidad. Y todo aquello que demostró en varios X Games, en el Campeonato Nass Pro Park de 2017 o cuando ganó su primera presea en los Odesur de 2022 y los Panamericanos de 2023 pudo reeditarlo en la presente edición de los Juegos Olímpicos.
“Esto lo hago para que ustedes disfruten y pasen un momento diferente”, escribió en su cuenta de Instagram horas antes de obtener una puntuación de 94,82 y convertirse en el primer latino en alzar una presea dorada en este deporte. Lo consiguió con esfuerzo y práctica, pero también con “la fe y la resistencia” que en términos espirituales representa ese lobo al que decidió grabarse en la piel en 2016, cuando ya tenía algunas competencias en su haber.
“Años trabajando para hoy lograr que mi país y los latinos llegemos a las finales, expresó también. Tan grande es el amor que construyó por la Argentina que, incluso, se volvió fanático de la Selección Argentina y también de Lionel Messi. Al igual que Leo, el Maligno soñó durante miles de noches con una medalla que adornara su cuello y ubicara al país en lo más alto. Ahora la llevará en el pecho para siempre.