Trabajar en una empresa donde el fantasma del despido ronda por las oficinas. Vivir en un hogar donde los integrantes de la familia demandan atención casi permanente. Tener una pareja conflictiva, tóxica.
Estas son algunas de las situaciones que pueden desencadenar la fatiga o cansancio emocional. Un estado similar al burnout (al que C. Maslach describe como “una forma inadecuada de afrontar el estrés crónico, cuyos rasgos principales son el agotamiento emocional, la despersonalización y la disminución del desempeño personal), pero más relacionado con el ámbito profesional, y con el cansancio mental.
A diferencia de otros estados, aquí las causas tienen que ver con el desbalance entre lo que una persona brinda y lo que recibe. Por eso, afecta, más que nada, a aquellos que dan todo de sí y, a cambio, reciben poco y nada.
Conocer los síntomas, como siempre, es el primer paso para tomar medidas efectivas para contrarrestar esta situación que deprime y paraliza.
¿Cómo saber si una persona está cansada emocionalmente?
El sitio La mente es maravillosa define al agotamiento emocional como “un estado al que se llega por sobrecarga de esfuerzo. No solo de excesos laborales, sino de cargar con la responsabilidad de asumir conflictos, responsabilidades o estímulos de tipo emocional o cognitivo”.
Los psicólogos aseguran que a este estado de agotamiento se llega luego de un proceso lento que, finalmente, hace que la persona quede paralizada, caiga en una depresión profunda o comience a ser afectada por alguna enfermedad crónica.
“Aunque el agotamiento emocional se experimenta como cansancio mental, suele estar acompañado de una gran fatiga física. La persona cae, entonces, en una inercia de la que le cuesta salir”, agrega el sitio.
En palabras sencillas puede decirse que el agotamiento emocional tiene su origen en el déficit entre lo que alguien da y lo que recibe. En haberse exigido mucho. Sus víctimas suelen dar todo de sí mismos, ya sea en el trabajo, el hogar o la pareja. Algo que puede ocurrir casi en cualquier situación y afectar a casi cualquier persona.
Como en las demás situaciones de fatiga, el estrés crónico es un componente básico y peligroso. La respuesta permanente ante situaciones que el cerebro considera peligrosas, aunque no lo sean, desencadena este tipo de estrés relacionado con varias enfermedades.
Aunque parezca contradictorio, las personas sedentarias también pueden padecer de cansancio emocional. Esto ocurre porque la inactividad se traduce en menos energía y en problemas de salud, como el sobrepeso y la obesidad. Si el cuerpo está casi siempre quieto, además de cansancio físico habrá cansancio emocional.
Síntomas del agotamiento emocional
El sitio de Creu Groga, centro médico español, cuenta en su web las señales más usuales que le indican a una persona que está siendo afectada por agotamiento emocional. Y menciona:
- Te sientes fácilmente irritable.
- Estás completamente desmotivado.
- Padeces de ansiedad o ataques de pánico.
- Tienes problemas para dormir.
- No tienes paciencia.
- Padeces de indigestión.
- Sientes ganas de llorar inesperadamente.
- Te desvinculas de la realidad.
- Te sientes vacío.
Los especialistas del centro médico español agregan que, en caso de experimentar alguna o varias de las señales antes citadas, se aconseja acudir al médico de confianza en busca de cambiar el desarrollo de la situación que se está viviendo.
El sitio La mente es maravillosa, por su parte, reflexiona sobre que las personas cansadas por estos motivos se sienten molestas, de mal humor y suelen perder el autocontrol con facilidad al volverse tan irritables. Por supuesto, también falta la motivación y la persona con cansancio emocional actúa de manera automática, sin sentir el menor entusiasmo o interés por lo que hace.
Parte de la acentuación del problema lo da el hecho de que la fatiga crónica acompaña a la persona durante todo el día, ya desde que se despierta, sin darle respiro. Y suele aparecer el insomnio en el agotamiento emocional, debido a que los problemas dan vueltas en la cabeza durante la madrugada.
La dificultad para pensar, para discernir y evitar confusiones, los olvidos frecuentes, el distanciamiento afectivo y la imposibilidad de tolerar las frustraciones son otros síntomas a tener en cuenta.