Caputo cuenta los dólares del blanqueo mientras analiza cómo seguir con el FMI

Luis Caputo reveló en mayo pasado, durante el Congreso Anual del IAEF, que la Argentina iba a discutir un nuevo acuerdo con el FMI. Pasaron cinco meses, y el anticipo aún no se cumplió. El equipo económico deberá dar una pista de qué estrategia va a seguir dentro de dos semanas, cuando el ministro de Economía y su staff se encuentren cara a cara con la conducción del Fondo en la asamblea de primavera del organismo, que se llevará adelante entre el 21 y el 26 de octubre, en Washington.

Los contactos con el organismo son frecuentes pero virtuales. Luis Cubeddu supervisa ahora la relación (después de que Rodrigo Valdés diera un paso al costado). Del lado argentino, el viceministro José Luis Daza es quien se pone del otro lado del zoom.

El interés del Gobierno por un nuevo acuerdo estaba enfocado en la posibilidad de obtener dólares para acelerar la salida del cepo. Pero la chance de que los fondos ofrecidos estén a la altura del imaginario oficial (una cifra que supere los u$s 10.000 millones, que justifique el esfuerzo y ayude a resolver el tema) es baja. Esa fue la primera razón del enfriamiento. La segunda es la eterna discusión sobre herramientas de política económica. Sin nuevos dólares, Caputo y Santiago Bausili prefieren no apurar los tiempos para administrar el mercado cambiario. Creen que el blend aún es útil y que el CCL ofrece a importadores un acceso rápido para cumplir condiciones de pago. Tienen la chance del crédito repo para reforzar los pagos de deuda 2025 (con negociación avanzada) y ya no tienen tanta presión de parte de empresas para girar utilidades o saldar deuda comercial.

En estas dos semanas el BCRA deberá proyectar con qué números cierra el blanqueo y cuánto de esos billetes potenciarán las reservas brutas. La otra decisión, antes de saber si van o no por otro acuerdo, es si unificarán las revisiones. La novena está cubierta y la décima obligará a pedir un waiver. El problema para Caputo y Bausili es que la dispensa debe ir acompañada por un plan que diga cómo se van a recuperar los fondos que faltan para cubrir el faltante, hoy cercano a los u$s 2000 millones.

El Gobierno no devaluará (porque le moverá la estantería de los precios y lo obligará a inyectar más pesos a la economía). Pero de alguna manera tendrá que comprometer alguna señal. Siempre está la chance de seguir levantando capas del cepo, pero es un gesto insuficiente de cara a un nuevo acuerdo. La necesidad de dólares no cambiará, y por eso se están apurando privatizaciones y la habilitación formal del RIGI. La mejor carta que tiene hoy Milei son sus triunfos en el frente fiscal, un avance que se sostendrá hasta fin de año. No hay todavía otros elementos que permitan proyectar otro escenario con el Fondo