Irán lanzó más de 100 misiles balísticos contra Israel en la noche del viernes, marcando uno de los episodios más críticos y peligrosos en la región en lo que va del siglo.
El ataque fue una respuesta directa a los bombardeos israelíes sobre instalaciones nucleares y militares iraníes ocurridos en la madrugada previa.
Las ciudades israelíes de Tel Aviv y Jerusalén fueron sacudidas por sirenas antiaéreas y explosiones, generando escenas de pánico y alerta máxima entre la población civil.
Operaciones Militares
La ofensiva iraní, bautizada como “Verdadera Promesa III” por la Guardia Revolucionaria, llegó apenas horas después de que Israel ejecutara su propia operación aérea denominada “León Ascendente”.
La operación israelí tuvo como blancos infraestructura nuclear en Natanz, Isfahán y Fordow, además de altos mandos militares y científicos ligados al programa nuclear de Teherán.
Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, justificó la operación alegando que el avance nuclear iraní representa una “amenaza existencial” para Israel y que la ofensiva buscó frenar la capacidad de Irán para fabricar armas nucleares.
Respuesta de Defensa y Situación Interna en Israel
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) activaron de inmediato el sistema de defensa antiaérea Cúpula de Hierro, interceptando la mayoría de los proyectiles.
A pesar de estos esfuerzos, algunos misiles impactaron en zonas urbanas de Tel Aviv, dejando al menos 22 heridos, dos de ellos de gravedad.
El gobierno decretó el estado de emergencia, cerró el espacio aéreo y ordenó a la población permanecer en refugios subterráneos.
Un portavoz militar israelí advirtió: “Nuestros sistemas están operativos, pero la población debe mantenerse en zonas protegidas”.
Reacciones en Irán y Acusaciones Internacionales
En Teherán, el líder supremo ayatolá Ali Jamenei calificó los ataques israelíes como un “crimen” y prometió una respuesta “implacable”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán defendió su represalia como un acto “legítimo” bajo la Carta de la ONU, y culpó a Estados Unidos de complicidad, pese a las negativas de Washington.
El presidente estadounidense Donald Trump se alineó con Israel, prometiendo apoyo militar en caso de nuevas represalias, aunque reiteró su interés en retomar negociaciones nucleares con Irán.
Repercusión Internacional y Advertencias
La ONU convocó una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad, reflejando la creciente preocupación global por una posible escalada regional.
Países como Francia, Reino Unido y Arabia Saudita pidieron moderación y llamaron a ambas partes a evitar una guerra abierta.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) anunció que enviará equipos para evaluar los daños en las instalaciones nucleares iraníes, tras reportes de severas explosiones en Natanz y Fordow.
Impacto Económico y Social
El conflicto tuvo un efecto inmediato en los mercados internacionales: el precio del petróleo subió más de un 6%, reflejando la incertidumbre sobre la estabilidad de los suministros en la región.
Tanto en Israel como en Irán, la población permanece en máxima alerta y se prepara para posibles nuevos ataques y represalias.
El ambiente social en ambos países es de gran tensión, con escuelas y comercios cerrados, y la actividad cotidiana completamente alterada.
Perspectivas y Riesgos Futuros
El enfrentamiento entre Israel e Irán eleva la posibilidad de una desestabilización regional sin precedentes, con potencial para involucrar a otras potencias y grupos armados de Medio Oriente.
Analistas internacionales advierten que una escalada mayor podría generar un efecto dominó en países vecinos y agravar crisis humanitarias existentes.
Por ahora, la situación se mantiene en desarrollo, con ambos gobiernos en alerta máxima y la comunidad internacional vigilante ante cualquier nuevo movimiento militar.