Con un 40,81% de los votos a nivel nacional y una ajustada pero histórica victoria en la provincia de Buenos Aires, La Libertad Avanza (LLA) se impuso de manera contundente en las elecciones legislativas de este domingo, consolidando el poder del oficialismo en el Congreso y allanando el camino para las reformas prometidas por Javier Milei. El escrutinio provisorio, con más del 95% de las mesas computadas, dejó al peronismo en un distante 31,6%, en una jornada marcada por el debut de la Boleta Única de Papel que el Gobierno defendió como un paso hacia la transparencia electoral.
En el corazón de la campaña, Buenos Aires –ese bastión opositor que en septiembre había sido un tropiezo para el oficialismo– se convirtió en el trofeo más codiciado. La lista encabezada por Diego Santilli arañó el 41,53% de los sufragios, superando por apenas un suspiro al 40,84% del peronismo unido bajo Fuerza Patria. “Es una remontada épica”, comentaban en los pasillos del búnker libertario, recordando cómo Milei había cambiado de candidato hace apenas 18 días para revitalizar la apuesta bonaerense. El triunfo se extendió como un dominó: LLA se alzó con 16 provincias en Diputados –desde la Ciudad de Buenos Aires hasta Tierra del Fuego, pasando por Córdoba, Santa Fe y Mendoza– y seis en Senadores, sumando 64 bancas en la Cámara baja y 13 en la alta.
Milei, irrumpió en el escenario del Hotel Libertador pasadas las 22 horas, flanqueado por su hermana Karina y Santiago Caputo. “Hoy pasamos el punto bisagra, comienza la construcción de la Argentina grande”, proclamó ante una militancia eufórica que coreaba su nombre. En un tono inusualmente conciliador, el presidente tendió puentes: “Convoco a gobernadores y legisladores de todos los partidos a acordar las reformas de la segunda etapa”, dijo, agradeciendo a figuras como Patricia Bullrich –quien arrasó en CABA con más del 50%– y Guillermo Francos. “Dos de cada tres argentinos no quieren volver al pasado”, remató, aludiendo a la participación del 67,92% que, según él, validó el nuevo sistema de votación pese a las resistencias iniciales.
Del otro lado, la oposición pergeñó una mueca de incredulidad. El peronismo, que había apostado por listas múltiples diseñadas por Cristina Kirchner, lidió con una derrota que expone grietas internas: en Buenos Aires, ni el gobernador Axel Kicillof ni los intendentes pudieron replicar el empuje de septiembre. Provincias Unidas, el nuevo frente con Schiaretti, Pullaro y otros, naufragó con un magro 7,11% nacional, salvo un oasis en Corrientes.
Para Milei, este más de 40% nacional –cifra que el Gobierno celebra como un plebiscito a su gestión– no es solo números: es el blindaje legislativo que buscaba para “el Congreso más reformista de la historia”, efectivo desde el 10 de diciembre. Analistas ya hablan de un Gabinete más estable, con Santilli posicionado como delfín en Buenos Aires para 2027, y un oficialismo que, tras el ajuste inicial, parece reconectar mediante un discurso más empático.