Gimnasia y Esgrima de Mendoza volvió a Primera

Gimnasia y Esgrima de Mendoza selló este sábado su histórico regreso a la Primera División del fútbol argentino, al vencer por penales a Deportivo Madryn en la final de la Primera Nacional. Fue en el estadio de Platense, en Vicente López, bajo una lluvia persistente y en un clima cargado de tensión, polémicas y emoción.

El “Lobo” mendocino, que no jugaba en la máxima categoría desde 1984, consiguió el ansiado ascenso tras un 1-1 en los 120 minutos y una infartante definición desde los doce pasos, en la que el arquero César Rigamonti se erigió en héroe al contener dos remates decisivos.

Madryn se había puesto en ventaja a los 32 minutos del complemento con un cabezazo certero de Luis Silba, tras centro de Nazareno Solís, que enmudeció a los más de 10.000 hinchas cuyanos que coparon las tribunas. Pero en el cierre, cuando todo parecía sentenciado, Facundo Lencioni igualó de penal por una mano de Alejandro Gutiérrez, llevando la historia al alargue y, luego, a la tanda definitiva.

En los penales, la figura de Rigamonti se agigantó: tapó los disparos de Federico Recalde y Nicolás Mana, mientras que Diego Crego estrelló su tiro en el travesaño. La conversión final desató el delirio: una invasión de campo, cánticos bajo la tormenta y abrazos interminables coronaron la gesta mendocina.

El equipo dirigido por Ariel Broggi, en su primer año al frente del club, apostó por un juego paciente y de circulación prolija, contrastando con la verticalidad del conjunto chubutense de Leandro Gracián.

La final no estuvo exenta de polémica. Por primera vez en la temporada el VAR fue protagonista en la categoría, al anular dos goles de Gimnasia en el primer tiempo por manos previas de Matías Muñoz y Nicolás Servetto. Las decisiones encendieron la tensión en el banco y generaron airadas protestas hacia el árbitro Nicolás Ramírez, en un contexto de pierna fuerte y fervor propio de una definición histórica.

Con este ascenso, Gimnasia de Mendoza cierra un ciclo de más de cuatro décadas fuera del círculo mayor y rinde homenaje a su historia. En las tribunas, las imágenes de Víctor Antonio Legrotaglie —el ídolo de los años 70, fallecido en marzo— acompañaron la noche de gloria, símbolo de un club que volvió a creer en los milagros.

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