Después de semanas marcadas por la desconfianza y las ventas masivas, los bonos soberanos argentinos tuvieron ayer un repunte inesperado. Algunos títulos en dólares, como el Bonar 2041 (AL41), llegaron a subir más de 20%, mientras que el riesgo país se redujo en 370 puntos básicos y cerró en 1.083 unidades, tras haber rozado los 1.500 la semana pasada.
La reacción se dio horas después de que Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos bajo la administración Trump, anunciara en redes sociales que Washington considera a la Argentina “un aliado sistémicamente importante” y que está dispuesto a apoyar su estabilidad financiera. El funcionario incluso deslizó posibles mecanismos, como líneas de swap, compras de pesos y adquisiciones de bonos argentinos con fondos del Tesoro norteamericano.
El presidente Javier Milei agradeció públicamente el respaldo: “Gracias, secretario Bessent, por su invaluable apoyo para hacer grande a la Argentina nuevamente”, escribió en la red X.
Un respiro en los mercados
El efecto fue inmediato. En la Bolsa porteña, los bonos con ley local treparon con fuerza y los ADR de empresas argentinas que cotizan en Nueva York subieron hasta 24%, con los bancos entre los más beneficiados. El dólar también mostró calma: el tipo de cambio mayorista cerró en $1408 y el paralelo se mantuvo en torno a los $1465.
Incluso el Banco Central, que el viernes había vendido casi USD 700 millones para contener la presión cambiaria, redujo ayer su nivel de intervención.
¿Rebote técnico o cambio de tendencia?
Pese al entusiasmo de la jornada, los analistas advierten sobre la fragilidad de la mejora. “Nada asegura que se recuperen las pérdidas acumuladas. Los fundamentals siguen débiles”, señalaron desde la consultora Bull Market Brokers.
El mes había comenzado con un golpe duro para el oficialismo: el traspié electoral de La Libertad Avanza en las legislativas bonaerenses del 7 de septiembre provocó una ola de ventas que hundió los bonos más de 13% en un solo día. A eso se sumaron datos económicos desalentadores, como la caída interanual del 0,1% del PIB en el segundo trimestre y un mercado crediticio paralizado por tasas elevadas. En apenas un mes, los títulos argentinos perdieron unos USD 13.000 millones en valor de mercado.
Señales políticas y tensiones internas
Fuentes del Ministerio de Economía confiaron que el apoyo de Bessent podría abrir una ventana para flexibilizar el cepo cambiario de manera ordenada, aunque todavía no hay definiciones concretas.
Desde la oposición, sin embargo, surgieron cuestionamientos. La diputada Cecilia Moreau advirtió: “Si hay un préstamo o un rescate, debe pasar por el Congreso. No puede ser un cheque en blanco para Milei”.
Mientras tanto, el Gobierno intenta sumar gestos hacia distintos sectores. El anuncio de la eliminación temporal de retenciones a las exportaciones de granos, vigente hasta fines de octubre, fue leído como un guiño al campo en un contexto de caída de la actividad industrial y reservas netas que apenas superan los USD 6000 millones.
Expectativas
Para los operadores financieros, el panorama sigue marcado por la incertidumbre. Entre 2025 y 2027 vencen compromisos de deuda por más de USD 34.000 millones, un desafío que requerirá respaldo externo para evitar nuevas tensiones.
“Llegan noticias positivas y el mercado responde, pero la volatilidad argentina es estructural”, resumió un operador de la City.
En ese marco, el rebote de los bonos es visto más como un alivio transitorio que como una recuperación sostenida. El termómetro estará en las próximas semanas, con las elecciones legislativas de octubre en el horizonte y el seguimiento permanente de los inversores internacionales.