La recaudación tributaria de febrero aumentó 240,9%, por debajo de la inflación

Por segundo mes consecutivo los recursos tributarios que administra la AFIP a través de sus tres fuentes: DGI, Aduana y Anses, aumentaron más de 200% en comparación con un año antes, pero a diferencia de enero, ahora quedó por debajo de la tasa de inflación de los últimos 12 meses.

Los datos del organismos, suministrados por la Secretaría de Hacienda dieron cuenta de ingresos por $7,25 billones, que significaron un incremento de 240,9%, pero más de 13 puntos porcentuales por debajo de la tasa de variación del Índice General de Precios del Indec, que superó 254% (enero 24 vs enero 23, que es la base en que se devengan la mayor parte de los tributos).

Una vez más, sobresalieron los ingresos de Aduana, por efecto del salto cambiario sobre las exportaciones y la ampliación del Impuesto PAIS sobre las importaciones.

Por el contrario, los ingresos vinculados con el desempeño de la actividad económica para el mercado interno y el mercado de trabajo, como son los que perciben la DGI, y Anses, nuevamente quedaron muy por debajo de la tasa de inflación: subieron 220,8% y 194,4%, respectivamente, siempre respecto de un año antes.

“La industria manufacturera pyme comenzó el año con una fuerte caída. En enero, se registró una merma del 30% en la facturación del sector medida a precios constantes respecto del mismo mes del año pasado. Es el segundo mes consecutivo que la actividad fabril se retrae confirmando una tendencia preocupante. En la comparación mensual desestacionalizada, también se registró un descenso del 9,1%”, estimó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Según la entidad, “las empresas operaron con 70,8% de su capacidad instalada, mostrando un declive de 2,3 puntos porcentuales frente a diciembre. El sector industrial está sintiendo fuerte el deterioro en el poder adquisitivo de la gente y la pérdida de competitividad en los mercados mundiales, que afecta a las empresas de perfil exportador. Igualmente, la reducción de la producción suele ser un proceso gradual, ya que implica decisiones sobre inversiones, empleo y otros factores”.

En línea con lo anterior el Estudio Orlando Ferreres y Asociados estimó que “La producción manufacturera cayó más de 4% en enero, reforzando la fase contractiva que se observa desde mediados del año pasado, pero que se acentuó en diciembre de 2023. Si bien la medición sin estacionalidad subió 1,6% mensualmente, los datos definitivos de diciembre reflejaron una contracción de 3,3%. Casi todos los segmentos relevados han mostrado un retroceso respecto a igual mes del año anterior, aunque el mejor desempeño relativo del rubro de alimentos permitió moderar el número agregado”.

Se trata de la octava contracción interanual, pero por el contrario, en el cotejo mensual desestacionalizado mantuvo el subibaja que se observa desde octubre 2023, acusando en enero un moderado repunte.

El análisis de OJF concluye: las perspectivas para el 2024 no son alentadoras; si bien las mejoras de los rubros vinculados al sector agropecuario permitirán matizar los números generales, el resto de las líneas de producción se verán afectadas negativamente por la caída del ingreso real y los cambios de precios relativos”.

Giros a provincias

“En febrero, el gobierno Nacional envió al consolidado de provincias más CABA $2,21 billones en concepto de coparticipación, leyes complementarias y compensaciones, descontando el proceso inflacionario del período, esto se traduciría en una caída real de 19,5% interanual”, estimó el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) que dirige Nadín Argañaraz.

El estudio privado atribuyó esa caída “principalmente por el mal desempeño interanual real en la recaudación del Impuesto a las Ganancias (38,3%), no compensada con el aumento de lo ingresado por IVA, en 3,5 por ciento”.

En el acumulado al primer bimestre del año, “las transferencias automáticas por coparticipación, leyes complementarias y compensaciones alcanzaron a $4,5 billones, que se traduciría en una caída real del 15,4% al descontar la inflación del período. Esto implicaría el menor monto real para el período de los últimos 9 años”, precisó el análisis de Iaraf.

Hacia adelante

A principios de febrero el ministro de Economía, Luis Caputo, definió descongelar el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dioxido de Carbono (IDC), ya que se habían mantenido sin cambios durante más de dos años y medio. Ambos tributos debían actualizarse en base a la inflación, por lo que se decidió en primera instancia aplicar los aumentos correspondientes a 2021 y 2022 que, sumado al incremento de biocombustibles, arrojó una suba del 6% promedio del sector.

El Decreto firmado por el ministro de Economía había fijado un cronograma para aplicar las subas pendientes del 2023 para ambos impuestos, el cual fue ratificado por fuentes de la Secretaría de Energía. Así es que se definió que desde el 1 de marzo se computará la inflación, y comenzará a impactar sobre los ingresos de las ventas de combustibles, los cuales en febrero apenas se elevaron 15,3% nominal en los últimos12 meses.

Fuente: Infobae